Queridos amigos, estoy asistiendo a un taller de escritura (a ver si aprendo algo) y uno de los ejercicios consiste en escribir un microrrelato que contenga cinco palabras en concreto. Hasta ahora no me he atrevido a poner ningún ejercicio en el blog, pero este me ha gustado (es mejorable, por supuesto). He tenido suerte de contar con unos compañeros tan competentes, y ahi estamos procurando mejorar nuestra escritura. Parece que no, pero estoy aprendiendo mucho.

CAMINOS CRUZADOS
Como cada mañana Eloisa llegaba a la oficina. Su trabajo consistía en revisar los informes de las condenas de los presos y comprobar que todo estaba correctamente sellado. Una vez al mes, los internos esperaban en la sala contigua, solo les separaba una simple pared, pero vidas muy diferentes. Ella se marchaba a casa a las tres, donde nadie la esperaba desde hacia ya cuatro meses. Se estaba separando, su vida era como una maqueta de avión esperando a volar. Era feliz, no tenía altibajos, simplemente una estabilidad deseada. Aquel día parecía que iba a ser uno más, papeles y más papeles, entre los cuales se encontraba la liberación de un preso llamado Héctor Sánchez. Condenado por asesinato, después de quince años iba a ser libre. Como todos los días, Eloisa acudió a la maquina de café; en ese momento giró la cabeza y las miradas de Héctor y ella se cruzaron. Norma numero uno: no mirar a los presos.
El día fue transcurriendo tranquilo. A Héctor lo habían liberado, y dieron las tres en el reloj de la antesala. Una vez en la puerta de salida, para su sorpresa, se encontraba Héctor. Ella se sintió inquieta y no sabía por qué; en cuestión de segundos tenia encima a aquel señor y sintió un frío que le recorrió todo el cuerpo; después, dolor. La había apuñalado, la sangre que salía de su cuerpo era como la arena fina del mar que se desvanecía entre sus manos. Se vio volando en su maqueta de avión sin terminar.
Magamerlin